RITO DE PASO
Hay un momento en la vida del hombre, no de todos, tan sólo de los que tuvimos el privilegio, después del cual y una vez traspasado el umbral, nada, ni siquiera el lenguaje, volverá a ser lo mismo, los mirlos ya no cantarán para ti anunciando el crepúsculo de la aurora, las niñas de top y primavera no volverán a dibujarte sonrisas o temblores, los colores de los geranios se apagarán como ceniza para siempre y ya no irás a ninguna parte porque nada hay que mirar o aprender fuera de allí, ni siquiera el camino, esa inquietud misteriosa que nos invitaba antes a huir de cualquier parte como de una rutina. Después de traspasar su umbral, después de visitar el manicomio de Leganés, que ahora lo nombran, como no, Unidad de Hospitalización Breve, o Estancia Prolongada, no sé, el mundo alrededor y uno mismo significamos otra cosa. Que nadie miente ahora que gobierna este país algún prócer o que su eminencia reverendísima me bendice o que su magnificencia educará a mis hijos o que sus señorías castigan en mi nombre a los ladrones o que su majestad navega otra vez en el Bribón porque yo estuve allí y lo he visto, miré lo que se oculta debajo de las corbatas tan planchadas y de las pulcras palabras de rangos o excelencias, yo he visto cómo han podrido el aire alrededor de los ángeles que nos señalaban el peligro del abismo ahí delante, al final del camino por el que nos dirigen, cómo pudren sus alas descoyuntadas con pastillas y porras y rejas y celadores y amenazas, tan violentamente se ahogan allí dentro que se les extravía la mirada, porque ellos descubrieron este horror los primeros y las autoridades les inventaron un horror aún más supino para que traguen o soporten el otro en el que todos, salvo ellos, vivíamos aturdidos. No, después de visitar el psiquiátrico ya es imposible volver a creerse una sonrisa, maldita la gente divertida que hace fotografías de artificio con dientes blancos o cohetes de colores para que no se oigan los gritos de los que nos avisan que la vida es más grande y puede llegar más lejos que el espectáculo del que somos la claque, pero sobre todo
ya es imposible volver a creerse ni una sola palabra de un vocero eminente.
Ameba 2018/2/7